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jueves, 14 de junio de 2007

Boca tiene media Copa en el bolsillo (3-0)

Boca Juniors goleó este miércoles por 3-0 al Gremio en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores, y quedó muy cerca de obtener su sexta corona. Juan Román Riquelme fue la gran figura de la noche, marcando un gol y participando de los otros dos, de Rodrigo Palacio, y Patricio en contra.Un Riquelme en todo su esplendor salvó a Boca en un partido más que complicado y terminó construyendo una impensada goleada ante un duro Gremio de Porto Alegre, siendo artífice de los tres goles del partido.
El resultado final poco tiene que ver con lo que se vio dentro del campo de juego, sobre todo por un primer tiempo donde no hubiese extrañado que Boca se fuera en desventaja debido al gran trabajo realizado por el equipo brasileño.
Injusta ventaja
Como en todo partido de Libertadores, y más en esta final donde no corre el gol de visitante, se esperaba un aluvión inicial del equipo local o al menos cierta tendencia de dominio Xeneize sobre el Gremio.
Pero para sorpresa de todos, los equipos aparecieron con roles cambiados, pues eran los gaúchos quienes dominaban, tenían la pelota y las chances. El conjunto de Mano Menezes estuvo cerca en un par de ocasiones, pero falló en la estocada final.
¿Boca? Estaba perdido en la cancha. Riquelme sufría una férrea marca personal y ni Neri Cardozo ni Ledesma podían disimular la trascendencia de Román en este equipo.
El primer momento donde el ‘10’ tuvo libertad para sacar la varita mágica fue un tiro libre frontal a los 18 minutos, que, vaya sorpresa, terminó en el primer gol de Boca. Mal convalidado por cierto, pues había tres jugadores en clara posición fuera de juego, incluyendo a Palermo, que recibió el pase de Riquelme por la izquierda, y Palacio, que convirtió pifiando en la definición.
Pero el Gremio no sintió el impacto del gol. Se mantuvo fiel a su libreto hasta la media hora de juego, cuando los de Miguel Angel Russo se soltaron un poco y dispusieron de dos chances merced a esfuerzos individuales de Palacio y Riquelme. Así se fueron al descanso, con la sensación de que el 1-0 era demasiado premio para Boca.
Injusta ventaja II
El arranque del segundo tiempo fue muy entretenido. De movida Gremio casi empata cuando Tuta se lo pierde en la boca del arco tras un centro de la muerte desde la izquierda.
A los 51 Boca dispuso de su primera gran jugada colectiva del partido, cuando Clemente Rodríguez llegó por izquierda, hizo una pared con Cardozo y le dejó el gol servido a Palacio, pero el tiro le salió débil y un defensa cerró justo sobre la línea.
De inmediato Palacio tuvo piedad del árbitro Larrionda, pues de no haber fallado un gol increíble bajo palos, en este momento deberíamos estar hablando de despojo, por el claro offside de Palermo, autor de la asistencia.
Sobre el cuarto de hora llegó una jugada clave que cambiaría totalmente el partido, cuando Sandro Goiano le dio una patada en el rostro a Banega al disputar una pelota y vio la roja directa.
En sí el partido no cambió demasiado en los siguientes minutos debido al excelente ordenamiento táctico del Gremio, pero algo ya no era igual: Riquelme ya no tenía al recio mediocampista respirándole en la nuca en todo momento, y con espacios para maniobrar, sólo había que esperar que apareciera la magia del 10.
A los 73, el mediocampista del Villarreal fabricó una tiro libre frontal al área, el que él mismo se encargó de transformar en gol con una tan violenta como magistral ejecución, junto al palo derecho del arco defendido por Sebastián Saja.
El incansable Gremio nunca bajó los brazos, y a los 87 casi logra el descuento luego de que Lucas rematara cruzado, y Diego Souza se perdiera el gol tras un fallo del portero Caranta.
Pero Román seguía inspirado, y a un minuto del final hilvanó una jugada casi de antología, al desparramar rivales por el piso a fuerza de regates, para luego sacar un remate que obligó al portero a una gran atajada. De ese desvío de Saja provino un centro que cabeceó Ledesma con dificultad, y que Patricio terminó empujando a su propia valla en su afán por despejar. En el primer tiempo Boca no hizo los merecimientos para ganar, pero al final la injusta ventaja, como a lo largo de toda la Copa, ha sido tener a un jugador de la clase de Juan Román Riquelme en la cancha. Es una ventaja muy injusta sobre todos los demás.

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